El humo de los motores diésel causa cáncer de pulmón y posiblemente de vejiga. Así lo concluyó ayer la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), el
grupo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) encargado de revisar
qué partículas ocasionan esa enfermedad. El humo del diésel estaba desde
1988 considerado como posible carcinógeno (lo puso en el grupo 2A de la
escala), pero ahora sube al primer escalón.
Desde entonces han proliferado los estudios, especialmente en
trabajadores muy expuestos a las partículas microscópicas y a los óxidos
de nitrógeno que se producen en la combustión del diésel. Ahora lo sube
al nivel 1, el más alto en la escala, el de las sustancias que causan
cáncer con seguridad. En ese nivel está el amianto, el benceno, el
formaldehído, la radiación solar.
La IARC cita un estudio
de febrero de 2011 sobre 12.315 trabajadores de ocho minas en Estados
Unidos que revelaba una relación positiva entre respirar diésel y el
cáncer de pulmón. La principal firmante del estudio, Debra Silverman,
responsable de epidemiología del Instituto Nacional del Cáncer de EE UU,
explica por teléfono: “Los mineros usan equipo pesado que funciona con
diésel. En las minas se alcanzan altas concentraciones de estas
partículas al ser un espacio confinado”.
La IARC afirma que también hay “evidencia limitada” de que aumente el
riesgo de cáncer de vejiga. Tras esta evaluación, la gasolina se
mantiene como probable carcinógeno, pero un nivel por debajo. La
revisión científica se publicará el viernes en The Lancet Oncology.
Kurt Straif, responsable de las monografías de la IARC, afirmó en la
nota publicada: “Los principales estudios que nos llevaron a esta
conclusión se realizaron sobre trabajadores altamente expuestos. Sin
embargo, sabemos por otros carcinógenos, como el radón, que los estudios
iniciales que muestran un riesgo en la población, aunque no haya una
alta exposición,finalmente también encuentran vinculación positiva para
la población”. Silverman coincide: “El riesgo depende de la exposición.
La gente muy expuesta tiene más riesgo, pero quien recibe menos dosis
también, aunque en menor medida. Es un problema de salud pública que los
Gobiernos deben abordar”.
Como en muchos compuestos que causan cáncer, se conoce el problema
pero no el nivel a partir del cuál se puede disparar la enfermedad.
Además, dependen factores genéticos y de otros estilos de vida. Algo
parecido ocurre con el humo del tabaco: la epidemiología ha determinado
que causa cáncer porque hay relación entre los casos de cáncer y el humo
del tabaco que se respira pero no se puede achacar un caso concreto al
hecho de ser fumador pasivo.
El problema es que en este caso hay millones de personas expuestas al
humo de los diésel. La IARC afirma que “la gente está expuesta no solo
por el humo de los vehículos, sino también por el procedente de otros
modos de transporte (barcos o trenes) y de plantas de generación
eléctrica”.
Según la IARC, a partir de ahora los Gobiernos tienen una evidencia
sólida para considerar si endurecen los umbrales de emisión de los
diésel. En España, siete de cada 10 coches que se matriculan son diésel.
Al emitir menos dióxido de carbono (CO2) está bonificada su compra,
además de que consumen menos combustible. Sin embargo, emiten más
partículas microscópicas y óxidos de nitrógeno que los motores de
gasolina. Por eso los diésel generan más problemas de contaminación del
aire en las ciudades.
Esteve Fernández, epidemiólogo del Instituto Catalán de Oncología
(ICO) y que ha participado en monografías sobre los carcinógenos de
tabaco y estrógenos para IARC, explica que las partículas que emiten los
diésel “penetran profundamente en el árbol bronquial, lo que produce
lesiones directas sobre las células pulmonares con inflamación crónica”.
Sobre la IARC, añade: “El proceso de las monografías es muy serio. Se
analiza la evidencia sobre animales de laboratorio y la epidemiología y
entre 15 y 20 expertos revisan toda la literatura científica; al final
se pone en común en un grupo de trabajo en una semana”. Sobre el cambio
del diésel, opina: “Es importante. Desde hace años hay estudios sobre el
cáncer de pulmón y el diésel y la relación con el efecto sobre los
pulmones”.
Xavier Querol, profesor e investigador del CSIC, pide valentía para
atajar el problema de los vehículos diésel: “Las ciudades españolas
parecen tener miedo de aplicar esas medidas restrictivas. Es necesario
un plan para renovar esos coches, aunque estemos en crisis. No son
muchos; solo los antiguos, a los que habría que prohibir la entrada al
centro”.
El epidemiólogo Miquel Porta valora el cambio de calificación de la
IARC: “Son procesos muy largos y muy conservadores. La IARC nunca peca
de alarmismo ni de ir demasiado deprisa. Más bien peca de
conservadurismo”. En mayo de 2011, en uno de sus movimientos más
sorprendentes, la IARC calificó el uso de los móviles como “posible
carcinogénico” (2B), muy por debajo del diésel.
Investigadores españoles ya relacionaron en 2010 la contaminación de
las partículas del diésel con el aumento de mortalidad por infartos,
cardiopatías isquémicas e ictus.
Los gases que genera la combustión de los motores diésel provocan cáncer en los humanos, según han alertado hoy expertos de la Organización Mundial de la Salud
(OMS). La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC),
departamento de la OMS experto en oncología, ha aumentado el nivel de
riesgo con el que los clasifica ante evidencias de su relación con el
cáncer de pulmón y vejiga. Así, han pasado de estar en el grupo 2A
(probables cancerígenos) al 1, en el que se incluyen las sustancias que
tienen relación concreta con el cáncer. La gasolina se mantiene en el 2B
(posiblemente cancerígenos), tal como se estipuló en 1989.
Los científicos disponen de evidencias para asegurar que la
exposición a ese tipo de emisiones está "asociada con un incremento del
riesgo de cáncer de pulmón", ha indicado la IARC en un comunicado tras
una reunión de expertos internacionales celebrada en Lyon (este de
Francia) durante los últimos días. Los expertos consideran, además, que
existen "pruebas limitadas" de que las emisiones de ese tipo de motores
pueden también incrementar el riesgo de cáncer de vejiga.
El presidente del grupo de trabajo de la IARC, Christopher Portier,
ha explicado que la decisión de los expertos fue "unánime" y que "las
emisiones de los tubos de escape de los diésel causan cáncer de pulmón
en los humanos".
"Dados los impactos adicionales para la salud humana de las
partículas de los motores diesel, la exposición a esta mezcla de
productos químicos debería reducirse en el mundo entero", ha advertido
Portier.
Los expertos se centraron en muestras de personas con trabajos que
implican altos niveles de exposición, aunque recordaron que otros
estudios similares apuntan que los resultados obtenidos en esos grupos
muy sensibles suelen verse después refrendados por el impacto en el
conjunto de la población.
"Por tanto, las acciones para reducir la exposición deben englobar
tanto a los trabajadores como a la población general", precisa en el
comunicado Kurt Straif, uno de los científicos congregados en Lyon.
El peligro de la exposición a las emisiones no se reduce a los tubos
de escape de los coches, sino que afecta además a otros motores, como
los de los barcos y trenes diésel, añade la nota de la IARC.
Según la agencia de la OMS, la creciente sensibilidad medioambiental
en las dos últimas décadas ha derivado en acciones reguladoras en
Norteamérica y Europa, entre otras áreas, con exitosos protocolos para
reducir las emisiones tanto de los motores diésel como las de los que
funcionan con gasolina. "No obstante, mientras la cantidad de partículas
y agentes químicos se reduce con estos cambios (tecnológicos), no está
del todo claro cómo estos cambios pueden afectar a la salud, en términos
cualitativos y cuantitativos", agrega.
Fuente: El País